Are Judges Political? expone los resultados de un análisis empírico de un conjunto de decisiones de las cortes de apelaciones federales de Estados Unidos – también llamadas cortes de circuito. La muestra incluye más de seis mil decisiones judiciales publicadas, dictadas por tribunales colegiados de tres miembros –y cerca de veinte mil votos individuales asociados a aquellas decisiones– de las trece cortes de circuito federales, entre los años 1995 y 2004. Las cortes de circuito están integradas por un número variable de jueces (entre 6 y 28) y deciden normalmente los asuntos en grupos de tres jueces seleccionados al azar.
Partiendo de la base de que estos jueces de corte son nombrados a propuesta del Presidente, previo asesoramiento y acuerdo del Senado, se intenta determinar si existe relación entre las preferencias políticas del presidente y las decisiones de los jueces nombrados por aquél. Los autores seleccionan sus casos de estudios, que son todos conflictos que tienen una notoria carga ideológica –política y/o moral– y los analizan aplicándoles tres hipótesis: 1) voto ideológico (el voto del juez puede predecirse por el partido del presidente que lo nombra); 2) moderación ideológica (la tendencia ideológica del juez puede atenuarse si sus otros compañeros de grupo son de un partido político distinto); y 3) amplificación ideológica (la tendencia ideológica de un juez se refuerza en presencia de otros dos jueces del mismo signo ideológico).
Las tres hipótesis se comprueban en la mayoría de los casos de estudio: discriminación positiva, discriminación sexual, protección ambiental, relaciones laborales, legislación de financiación de campañas, teoría del levantamiento del velo. En todos ellos, los resultados no sólo calzan con las tendencias liberales o conservadores de los jueces, sino que la composición ideológica del tribunal influye en el sentido del voto. Sin embargo, las hipótesis fallan en apelaciones sobre materias penales, daños punitivos, expropiaciones o legitimación procesal, y se comprueba que no hay presencia de voto ideológico ni influencias de los demás jueces. Por último, es relevante el partido que designa al juez, más no el desincentivador o polarizador ‘efecto grupo’, en casos controvertidos como el aborto o la pena de muerte, en que los jueces son impermeables al cambio de opinión.
Pese a que la intención de los autores es puramente la de describir y mapear las decisiones de jueces de carne y hueso en asuntos en que existe una fuerte división ideológica –cuestión que repiten varias veces a lo largo del libro– no faltan algunas afirmaciones de corte normativo, sueltas y poco argumentadas, que desentonan con aquel propósito. Por ejemplo, que a pesar de la influencia partidista o grupal en las decisiones judiciales analizadas, los resultados deben entenderse como un “tributo a la rule of law”, ya que la ideología no importa cuando la ley impone límites reales (p.85).... O cuando se propone (Cap.7) que es importante que existan tendencias contrapuestas en los jueces que decidirán un caso porque la ‘diversidad razonable’ es mejor que la uniformidad o la radicalización.
La disputa en torno al activismo judicial, o al rol político de los jueces, es de larga data. Es interesante, no obstante, el intento de los autores por trasladar la disputa bipartidista entre demócratas y republicanos a la arena judicial y presentarla apoyada en evidencias numéricas y estadísticas. Y también es sugerente (¿alarmante?) que un análisis temporal de estos mismos datos refleje (¿alerte?) que los jueces federales son más (¿más?) conservadores que hace unas décadas.
[Cass R. Sunstein, David Schkade, Lisa M. Ellman, y Andres Sawicki (2006), Are Judges Political? An Empirical Analysis of the Federal Judiciary, Washington D.C., Brookings Institution Press]
Investigadora del Departamento de Derecho Público de la Universidad de León
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